Cuando Ginóbili y Nocioni no pudieron cargarse al conjunto, apareció la fibra de Luis Scola para ilusionarse con la hazaña. Terminó integrando el quinteto ideal de los Juegos de Beijing y es pieza importante de los Houston Rockets.
La misión para el básquetbol argentino no resultaba sencilla para 2008. En Beijing debía revalidar el prestigio ganado cuatro años antes, con la medalla dorada obtenida en Atenas. Y si bien no se pudo repetir el metal, el tercer lugar en el podio conseguido en China resultó un logro semejante. Una semifinal ante un equipo estadounidense plagado de estrellas con buen juego de conjunto resultaba un obstáculo casi imposible. Por eso no hubo lugar a ningún reproche. La generación dorada volvió a tener una cita con la historia. Y en ese encuentro, la gran figura resultó su capitán, Luis Scola, que jugó un torneo memorable y que le permitió meterse en el quinteto ideal del certamen.
Argentina presentó en Beijing un equipo que generó orgullo, por su juego y por su carácter. Se sobrepuso a las ausencias y a los problemas físicos para colmar las expectativas. La derrota en el debut ante Lituania, pese a una buena remontada sobre el final y a la seguidilla de victorias posteriores, terminó siendo un condicionante, ya que llevó a un cruce casi imposible ante Estados Unidos en la semifinal. Y lo de “casi” tuvo que ver con Scola, principal responsable de que Argentina se ilusionara con la hazaña por algunos minutos. Con Emanuel Ginóbili afuera del juego por una torcedura de tobillo y con Andrés Nocioni disminuido por un dolor en la rodilla, el peso ofensivo recayó en él, que no defraudó. Con 28 puntos y once rebotes, Scola sacó la cara por el equipo, tal como había acontecido un año antes, cuando se había transformado en el mejor jugador del Preolímpico de Las Vegas. Más allá de la derrota, por la trascendencia y la envergadura del rival, esa actuación ante el Dream Team de LeBron James, Kobe Bryant y Cía. resultó consagratoria.
En el camino a Beijing, Scola ya se vislumbraba como una de las posibles figuras del torneo. A principios de año había participado como titular en el encuentro entre los novatos y los jugadores de segundo año en el Fin de Semana de las Estrellas de la NBA, con casi medio millón de votos de los aficionados. Luego fue elegido en el quinteto ideal de los debutantes, gracias a unos muy buenos números: 10,4 puntos, 6,4 rebotes y 1,3 asistencia en 24 minutos por noche. La única mancha fue la rápida eliminación de Houston en los play off, lo que le quitó relevancia a su producción, aunque en lo personal le permitió llegar muy fresco a la cita olímpica.
En los Juegos, Scola exhibió su clase. Además de la actuación ante Estados Unidos, el ala pivote se despachó con varios otros logros. Ante Rusia anotó 37 unidades, la mejor puntuación olímpica para un jugador argentino y el mejor registro del torneo. Con 18,9 puntos por partido, fue el goleador del conjunto de Sergio Hernández, marca que lo dejó en el tercer lugar en la tabla general, detrás del español Pau Gasol y del chino Yao Ming. También fue el mejor argentino en rebotes, con 6,6 por juego, cifra que lo dejó en el séptimo lugar en la general. Por eso, en un plantel en el que también brillaron Ginóbili, Nocioni y Carlos Delfino, Scola subió un poquito más alto.
Ahora, para ratificar su lugar muy bien ganado en la NBA, Scola sigue con su regularidad para convertirse en una pieza importante de Houston, que marcha cuarto en la Conferencia Oeste. Con tres minutos más por juego que la temporada pasada, sus números treparon a 11,2 puntos, 7,5 rebotes y 1,2 asistencia. Un aporte más para que el ala pivote se llevara con justicia el Olimpia de plata, pese a compartir la terna con otros dos gigantes como Ginóbili y Nocioni.
(publicado en Página 12, domingo 28 de diciembre de 2008)
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